Nacho García es un profesional de artes gráficas que desde el siglo pasado ha vivido todo el proceso de transformación del sector adaptándose a los nuevos tiempos. Sostenibilidad medioambiental, responsabilidad social y afán didáctico son parte de su modo de ver la vida.
Ha desarrollado su carrera profesional en el sector gráfico ligado a la publicidad, sobre todo, exterior (lonas, carteles, rótulos, packaging y PLV); viviendo en primera plana toda la evolución del sector, tanto a nivel de técnicas (fabricación aditiva, impresión digital de gran formato, offset, serigrafía) como de materiales y soportes (tinta electrónica, nuevos polímeros o reciclados).
Fundador de Once34, nos hablará en esta entrevista de su evolución dentro del sector, del cambio experimentado, y de su profiling y propuesta de valor en este nuevo entorno.
"Un buen profesional de artes gráficas sabe entregar un arte final para reproducir en cualquier formato"
Pues la verdad es que ilusionado con cada nueva evolución que se ha alcanzado.
Es importante conocer de dónde venimos para saber a dónde vamos. Porque quién olvida las cosas elementales sobre las que se sustentan los avances técnicos, al final echa en falta conocimientos que debería haber adquirido.
Al margen de esa apreciación, las ciudades cada vez se visten publicitariamente de manera más innovadora, con más carácter tecnológico y es apremiante para nosotros, como responsables de producción estar atentos a todos los avances, cambios, tendencias y posibilidades técnicas.
Es, ciertamente, vertiginoso, pero merece mucho la pena estar sumergido en este viaje.
La publicidad exterior está ahí, siempre pegada a la actividad humana, allá donde quiera que ésta se realice.
Comenzó con anuncios estáticos mediante vallas, rotulación y cartelería que poco a poco se ha ido adaptando a los medios económicos y tecnológicos más óptimos para captar la atención del consumidor.
Materiales como las lonas comenzaron a transmutarse en pantallas de exterior, avanzando más y más hacia una digitalización donde impere la espectacularidad técnica de los soportes. Ahora nos acordamos de las lonas de gran formato para las fachadas, pero no sabemos muy bien si materiales como el grafeno servirán de soporte para la emisión de contenidos audiovisuales como ya pasa en las fachadas de muchos cines, donde pasaron de la impresión del mensaje a la emisión del mismo. Es un campo por explorar que quizá no llegue, pero la expectativa está ahí.
En cuestiones como la rotulación hemos pasado de salir del punto de venta a adornar en paisaje urbano con circuitos publicitarios integrados en mobiliario con capacidades de exposición audio visual, y llegaremos a la implantación de flotas de servicio público como soporte de mensajes.
Del mismo modo que el packaging se ha volcado en la sostenibilidad, no tanto por imperativo del propio sector como por obligación legal y adaptación a las aspiraciones de los consumidores, cada vez más concienciados.
Los envases, cada vez más, buscan cumplir dos criterios básicos para todas las partes, utilidad y sostenibilidad. Lo que haga cada actor económico en este sentido es importante, porque entra directamente en el escenario del four roming y allí la experiencia de usuario en la compra será determinante
Un profesional que se precie en este sector tiene una obligación de formarse en las cuestiones más elementales. Encuentro cada vez más complicado coordinar proyectos con profesionales de pre-impresión formados correctamente. Es importante aprender a entregar archivos a máquina de modo correcto.
Últimamente me he encontrado demasiadas veces a gente que no sabe qué diferencia hay entre un archivo.jpg y un archivo.pdf, o por qué es importante diferenciar la composición en CMYK de un RGB… y ya ni hablamos de los cromalines, los arranques de máquina, etc.
Por último, y no menos importante, hay que esta al día de los diferentes materiales que aparecen. Además de saber diferenciar la usabilidad de tintas. A la vez de comprender los avances tecnológicos de los diferentes sistemas publicitarios, estén o no en el sector, pues siempre, aunque sea en formato web, un buen profesional de artes gráficas sabe entregar un arte final para reproducir en cualquier formato.
Yo empecé a trabajar desde el escalón más bajo en mi profesión. Aprendiendo los entresijos de una gran empresa del sector. Actualmente ya no está operativa, pero todos los que salimos de allí tenemos una sólida formación profesional y un punto de vista metódico que sabemos reconocer en el trabajo diario de cualquiera que esté en el mercado.
Allí aprendí el valor esencial que tiene el trabajo bien hecho y la satisfacción del cliente. Por encima de los propios errores y la autocrítica hacia los procesos.
Entiendo que hay que defender los valores de un proyecto empresarial, pero pronto aprendí que el el valor más importante es un cliente satisfecho.
Y trabajar por cuenta ajena no es la mejor manera de asegurar que un proyecto debe ser impecable, se trabaje para quién se trabaje. De ese modo, la mejor opción es ser tu propio jefe y no despistarse de la labor principal: satisfacer al cliente absolutamente. Por eso se montó Once34
Once34 es una nomenclatura de la mecánica de una bicicleta, de montaña más concretamente. Hace referencia a un tipo de casete donde mediante 9 engranajes o piñones, en combinación con los platos, podías meterte en cualquier berenjenal. No importa cuan difícil fuera el camino, lo podías recorrer sin bajarte de la bicicleta. Aunque tuviera que ser muy rápido o de forma lenta u constante. Esa alegoría de cómo realizar el camino es la que me animó a poner el nombre.
No. Rotundamente no. Podrá ser más necesaria en un punto que en otro. Pero la serigrafía seguirá ahí.
Por eso es importante no renunciar a la base formativa necesaria para poder maximizarla, porque además de dar pie al uso de otras tecnologías, garantizarán la evolución de aquella y la mejor adaptación a las nuevas.
Permite que te proponga un símil: nunca dejes de aprender a escribir a mano y a usar la buena ortografía a pesar de trabajar con el ordenador todo el día.
Lo veo bien, pero es esencial más labor práctica. Es imperativo que los profesionales que lo serán en un futuro, dedique a esta parte tiempo y esfuerzo.
Quizá ahí tengan más que decir las autoridades y la regularización de las etapas formativas, pero tengo claro que hace falta más taller que cursos de diseño. Porque de ese modo solo conseguiremos que no haya puentes entre los ore-impresores y los diseñadores. Convirtiéndose los segundos en meros maqueta dores y los primeros en manipuladores de máquinas.
En el gran formato hemos pasado de las máquinas de 5 metros de ancho de impresión, que pintaban con tintas solventes (donde más de un 20%) se desperdiciaba por evaporación a otras que son más eficientes, con más capacidad de cubrir los espacios con menos costes.
Las tintas más eficientes también han llevado a reducir exponencialmente el parque de maquinas de 5 metros, siendo más habitual las de 2,00. Mucho más de las de 3,20 o 2,50. No es que el gran formato se muera, es que ha evolucionado a formatos más competitivos.
De todas formas, aun me produce cierta admiración cuando algún proveedor con máquinas de 1,20 metros me propone su linea de trabajo de gran formato. Sea del tamaño que sea, siempre habrá formatos de más de un metro. Seguro.
Si vas a una gran cadena de ropa y compras un traje pret a porter, al que hay que arreglar las mangas los bajos del pantalón, etc. a final estás realizando dos compras… y lo que ahorras por acudir al gran consumo puede que lo empeore el trabajo de sastrería. Por no hablar de si para acceder a esa gran cadena pagas la marca.
¿Qué ocurre si acudes a un sastre pequeñito, que te hace un traje a medida, con la tela que tu quieres, ajustada a presupuesto y que te sienta perfectamente? Puede ser una buena inversión a largo plazo: porque tendrás un buen producto desde el minuto uno. Con una calidad fuera de toda sospecha. Y ajustada a tu presupuesto. Además que tu imagen saldrá muy mejorada.
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