Escribo esto a raíz de ver cómo el tuit de una usuaria ha hecho que salgan a la luz innumerables críticas contra WholeFood. Espero que quiénes critican con tanto fervor esta acción, no compren nunca ninguna verdura, fruta u otro alimento envasado en plástico, o que no tomen café en cápsulas.
Pero la realidad es que vivimos en un mundo plastificado, y además, estamos en una sociedad donde cada vez más, impera y triunfa todo aquello que nos haga la vida más fácil. Y pesa mucho más lo fácil y cómodo que el coste de esa comodidad para el planeta.
Mandarinas peladas y envasadas mal, ¿y todo lo demás qué?
En este debate «simplón» de una fotografía se esconden realidades.
1. La primera es que criticar un producto concreto cuando son muchas las frutas y verduras ya ofrecidas y consumidas por muchos de nosotros en esta modalidad, es algo «curioso».
2. La segunda es que los envases protegen las mermas, y si un plátano no tiene «buena pinta», no se compra, se tira.
3. La tercera es que WholeFoods cambió el envase por uno de cristal y las críticas siguieron… con lo que de nuevo, creo que se orienta mal esa crítica.
#orangegate pic.twitter.com/cVn2xpkr85
— Whole Foods Market (@WholeFoods) 4 de marzo de 2016
4. La cuarta es que si la crítica es por el consumo, igual habría que dejar de comprar en la mayoría de sitios en los que lo hacemos, y dejar de ver únicamente precio o comodidad, porque estamos rodeados de plásticos (botellas por ejemplo).
5. La quinta es que el consumo ha cambiado, no tenemos tiempo para nada y vamos a lo fácil, a lo cómodo… y lo sencillo es dejar de pelar, triturar tomates, de exprimir naranjas, de pelar pipas, de romper nueces…
6. La sexta y última, es que igual la tecnología y la ciencia son nuestras aliadas, si no es posible cambiar la tendencia de la comodidad, ni la del uso de los plásticos, igual podemos apoyar iniciativas que usen plásticos u otros materiales con menor impacto ecológico.
En mi opinión, el problema no son las mandarinas, son los plásticos, un gran invento de Parkes que se ha sobreutilizado generando un sinfín de materiales que tardarán 500 años en biodegradarse. Si de verdad queremos criticar esas prácticas, habría que empezar a ver que ese problema va mucho más allá de mandarinas, es una forma de consumo.
Como decía en otro artículo, hemos convertido a un material que dura muchísimo en algo desechable. Y no lo es, y tampoco se recicla de la misma manera que el cristal, o el papel. Sin embargo, hay plásticos y otros materiales, que contaminan más que otros. ¿Cuántos de vosotros miráis el tipo de material sobre el que está hecho el envase que compráis?
Si queremos criticar la vaguería del usuario actual, creo que no es justo hacerlo desde el punto de vista del material del envase, salvo que en esa crítica, seamos congruentes tanto con nuestro consumo (comprar orgánico, decidir qué consumo hacer en base al tipo de material que usa el envase), así como en ser conscientes de cuál es nuestro impacto individual en la huella ecológica global.
Yo no puedo dar lecciones de cómo otros deben consumir porque aunque reciclo, no mido el impacto de mi huella ecológica en mis decisiones de compra, ¿podéis el resto darlas?
Experto en la creación, gestión, estrategia y difusión de contenidos. Bloguero y apasionado desde hace muchos años a las artes gráficas.
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