¿Qué es el minimalismo? ¿Por qué esta corriente parece ser una necesidad para las marcas en general y para la industria creativa en particular?
El minimalismo ha vuelto, ¿para quedarse?
Tras pasar por épocas que podrían calificarse de caóticas y/o experimentales, en las que incluso la adición del mayor número de elementos gráficos era premiado de originalidad y expresividad. Ha resurgido un movimiento, que partió del rechazo a los excesos ornamentales y la saturación comunicativa de su época. Ahora ha vuelto, según parece, para quedarse.
Cuando pensamos en el término minimalismo, enseguida recreamos una imagen mental de sobriedad, simpleza y hasta cierto punto, elegancia. Esta corriente del diseño, que surgió en Estados Unidos en la década de 1960 y se ha extendido a diversos sectores, ha llegado a ser para muchos un estilo de vida.
El minimalismo supuso la reducción de las formas y elementos en los diseños, resumiéndolos a la mínima expresión. Centrando así la atención a la parte esencial, de una manera funcional y sencilla. Ya que restando los posibles elementos estéticos se ayuda a descargar de peso visual las composiciones y las hace fácilmente entendibles. Otras características de este movimiento son la utilización de la economía en el lenguaje, la abstracción, y en muchos casos, el uso de recursos geométricos y la simplicidad cromática.
De los sentidos al cerebro y al corazón
Básicamente de lo que se trata es de llegar al corazón y la mente del observador con la mínima expresión, ya que su sencillez y claridad nos produce satisfacción. Es por la experiencia que transmite por lo que muchos diseñadores sienten predilección por este movimiento y se ha convertido en tendencia.
Sin embargo, para otros, tanta sencillez y escasez de recursos estéticos les llega a parecer frío y aburrido. El diseño no debería estar supeditado al gusto del diseñador o el estilo del momento, sino estar enfocado a la sinergia entre funcionalidad, belleza y experiencia de usuario. Pero esto ya es otro cantar…
Un estilo que no entiende cualquiera
El problema de aplicar para todo un estilo que es tendencia es que se sacrifica el objeto del diseño de una pieza en pro de pensar que así tendrá más relevancia para el mercado, y eso no tiene porque ser así. Es fácil caer en la tentación, pero al final el estilo debe estar al servicio de la comunicación y no al revés. Por lo que seguramente, en ciertos casos, el minimalismo no sea la mejor opción.
«El minimalismo no compensa a todas las marcas, porque no todas lo necesitan»
Lo que está claro es que para aplicar un estilo debemos ser conocedores del mismo. Bien aplicado, el minimalismo es ingenioso, transmite el mensaje de una manera clara, legible y en ciertas ocasiones memorable. Pero cuando es mal aplicado, el resultado es totalmente contrario. Da como resultado un producto básico, sin ninguna carga conceptual, peca de obvio. Lo que hace que se vuelva genérico, como sacado de un banco de imágenes. Todo lo contrario a lo que se busca en una pieza de comunicación. Por ejemplo, en los logotipos. Éstos, independientemente del estilo deben destacar por su pregnancia y su personalidad, para ser recordados y distinguirse en el mercado. Además de, como ya hemos dicho, comunicar de una manera clara y efectiva.
Tenemos ejemplos excelentes de la aplicación de este estilo en muchísimos logotipos de empresas reconocidas como Facebook, Google, BBVA, Amazon o Microsoft, por citar algunos casos. O entre las marcas automovilísticas donde está siendo más habitual. Sin embargo, también nos encontramos con el ejemplo contrario, como es el del logotipo de la Real Federación de Fútbol Española, GAP o el regreso del logo de 1994 a Burger King. Ejemplos que no fueron bien recibidos por las críticas del gremio.
Por lo que podemos pensar que el minimalismo no compensa a todas las marcas, porque no todas lo necesitan. Y cuando todas lo aplican pueden perder una oportunidad para destacarse entre la multitud, en lugar de subirse al carro de las tendencias.
¿Por qué parece ser una necesidad?
Entonces, aparte de lo que ya hemos mencionado, ¿por qué está tan de moda entre las marcas?
Por todos es sabido que el mundo digital está ganando cada vez más terreno. Por lo que muchas marcas, ven la necesidad de actualizar y adaptar su identidad corporativa a los nuevos tiempos y sus variados soportes donde su imagen va a visualizarse. Desde uno online como es una web o una app hasta uno offline como una revista, un corpóreo o un muppi. Y aquí es donde entra en juego el minimalismo, por su poder de escalabilidad. Cuanto más sencillo y condensado sea el concepto, más fácil podremos adaptarlo y reproducirlo, ya que se entenderá mejor y más rápidamente. Esa escalabilidad debería ser tanto a nivel cromático (que se entienda fácilmente en su versión positiva y negativa) como de legibilidad de sus formas y textos a tamaños muy grandes y sobre todo, muy pequeños.
Es por ello que el minimalismo ha abierto un camino muy interesante en la industria creativa. De momento no se ve el fin de esta tendencia. Pero con toda probabilidad le sucederá una corriente contraria, tal y como la historia nos lo ha demostrado una y otra vez. Nunca se sabe. Y como diría el arquitecto alemán, Mies Van Der Rohe, «menos es más», pero, ¿hasta qué punto?
Soy Alejandro Zarcero y me dedico al diseño gráfico de manera generalista. Hago malabares con los logos. Me apasionan los entornos digitales e interactivos, pero también encuentro mucho valor y personalidad a las creatividades manuales.
Federco
buen post hermano, recuerdo discutir con mi profesor sobre esto en un curso de diseño grafico, yo insistía con que el minimalismo ahora mismo es más una moda y presión que algo tan necesario!
makertan
Me encanta el post Alex. Añado a lo que has puesto lo que dijo Frank Lloyd Wright: «less is only more when more is no good».
Y eso es lo difícil… no quedarnos en el Core, sino dotar a la esencia cosas muy buenas.
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