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La xilografía es el sistema de impresión más antiguo que se conoce. Respecto a la etimología, la acepción proviene del griego xilon (madera) y graphe (grafía, esculpir, grabar). Se trata de una técnica de impresión en relieve, ya que la imagen final obtenida será la que se transfiera de las zonas más elevadas de la matriz al soporte definitivo.
En este artículo hablaremos un poco de la historia de este método de estampación.
Orígenes de la Xilografía
Históricamente, los primeros vestigios conocidos de la Xilografía se remontan a Egipto, donde fue empleada para la ornamentación de tejidos. La reproducción gráfica sobre papel no comenzará hasta el siglo VII en China.
Más tarde, alrededor del siglo XIII, en Europa y tomando como referencia los naipes originarios de la India, se comienzan a imprimir diversas láminas de temática religiosa cuyo fin era facilitar la transmisión de diversos aspectos religiosos a un pueblo que en su mayoría era analfabeto. No obstante, también se hicieron de corte profano.
La Xilografía en el siglo XV
Hasta mediados del siglo XV, la Xilografía se convirtió en un recurso imprescindible. Primero para la decoración e ilustración de libros, y posteriormente como medio de reproducción, ya que posibilitaba la composición de texto e imagen en una misma matriz lo que agilizó su reproducción y difusión, y permitió sustituir el arcaico método de reproducción basado en copistas.
La Xilografía como medio de reproducción
En China ya se usaban tipos sueltos de barro cocido (más tarde de metal) durante el siglo XI. Cada signo se tallaba individualmente, y las hojas del libro se formaban uniendo estas piezas sueltas.
Aunque sus ventajas fueron evidentes, este sistema no obtuvo una amplia aplicación en China como medio de reproducción literario, debido a su complejidad. Se requerían una gran cantidad de signos, ya que era preciso contar entre cuatro y cinco mil caracteres diferentes para poder componer un libro ordinario.
A pesar de todo, en oriente si se utilizó. De hecho, el primer libro ilustrado xilográfico que se conoce fue el Sutra del Diamante, impreso en el año 868 que narraba los relatos de Buda desde un enfoque Majaiano sobre la perfección de la sabiduría.
Se puede encontrar en la Biblioteca Nacional de Reino Unido.
El antecedente directo de la imprenta de Gutenberg
En Europa, por el contrario, dado que se contaba con un alfabeto compuesto por un reducido número de letras, la impresión con tipos móviles de la xilografía a contrafibra, se convirtió en un hallazgo revolucionario para la reproducción literaria.
A pesar de ello, Europa no importó de Oriente la Xilografía, como si lo hizo con el papel. La invención de la imprenta se atribuye a Johann Gutenberg a mediados del siglo XV. De ahí surgió la gran aplicación de los tipos móviles que dan origen a las artes gráficas.
Cabe destacar que la gran precursora de la imprenta fue la Xilografía a testa (de la que hablaremos en otro artículo) que se basaba en los mismos principios técnicos aunque difería en la forma de cortar la matriz de madera.
Por otro lado, en ese mismo siglo nació también el grabado calcográfico, que fue tomando un mayor protagonismo paulatinamente gracias a la buena resolución obtenida en el arte final.
Sin embargo, y pese a ser dos grandes avances, ni la imprenta ni la calcografía lograron desbancar durante el resto del siglo XV a la Xilografía a fibra, ya que ésta última era un medio mucho menos costoso, lo que le confirió todavía mucho protagonismo en el ámbito popular.
La xilografía, un aliado inesperado en la imprenta
En teoría, la llegada de la calcografía y de la imprenta debieron matar a la Xilografía, pero ocurrió todo lo contrario: la xilografía se convirtió de inmediato en un sistema auxiliar de la incipiente imprenta.
Durante mucho tiempo, el grabado calcográfico exigió tal destreza que los artesanos preferían trabajar la madera y por otro, era un sistema bastante más económico y más sencillo para combinar en una misma matriz texto e imagen. Su inventor usó iniciales xilográficas para sus primeros impresos, y posteriormente en las orlas, viñetas y las figuras.
Las ilustraciones, un problema para la imprenta
La gran revolución de Gutenberg se basó en trasladar los tipos móviles de madera de la Xilografía (frágiles), utilizados hasta ese momento, a unos metálicos que permitían componer, armar y desarmar los textos cuantas veces se necesitase, y dar a los impresos una mayor homogeneidad que la de los tipos de madera. Esto supuso un mayor número de tiradas, menores costes y tiempos de producción.
Sin embargo, esta gran ventaja tenía un pequeño problema: el metal de imprenta de Gutenberg no resolvía bien las ilustraciones. Dicho en otras palabras, por sí sola, la Imprenta no era capaz de lanzar tiradas con ilustraciones muy vistosas.
Gracias a la estandarización que supuso la imprenta como medio de reproducción, comenzaron a surgir muchos negocios alrededor de la imprenta como el de las bibliotecas particulares, que tenían la necesidad de diferenciarse. Para ello, requerían de elementos artísticos que por un lado, mejorase la lectura, y que también sirviesen de elementos diferenciadores, dado que la homogeneidad y rusticidad de aspecto de los tipos móviles metálicos y las tipografías góticas dificultaban la diferenciación como marca empresarial.
Ahí es donde la Xilografía coge gran importancia como apoyo a la ilustración de la imprenta de Gutenberg.
Participación de la Xilografía en la ornamentación de libros
La primera participación conjunta entre la imprenta de Gutenberg y la Xilografía se da con el primer libro ilustrado del que se tiene conocimiento en occidente. Se trata de la obra de 1467 «Meditaciones» del cardenal Torquemada, cuyo autor fue Ulrico Hahn. Dicho ejemplar, que no fue germánico sino romano, estaba compuesto por caracteres góticos primitivos y contenía 31 grabados en madera.
La particularidad de esta obra es que los textos fueron impresos con la Imprenta, y las ilustraciones, en lugar de con copistas de ilustradores, se realizó con la Xilografía.
Respecto a las marcas de propiedad y otros elementos diferenciadores, cabe destacar el uso de la Xilografía en los libros de la época conocidos como Exlibris, Superlibris o Exdono.
Dichas marcas se elaboraron a través de la xilografía que facilitó eliminar en parte la práctica manuscrita de incrustación de marcas de registro en hojas interiores de los libros impresos en la nueva imprenta de Gutenberg.
Esta función de ornamentación de libros de la xilografía en la incipiente industria bibliográfica, la convertirá en un medio imprescindible en el siglo XV. Precisamente por eso, la profesión de grabador para la realización de letras capitales, viñetas, adornos florales e ilustraciones cotizaba al alza.
La Xilografía posterior al siglo XV
Tras el siglo XV, donde la xilografía era el sistema líder para todo lo relativo a las estampaciones de ornamentos e ilustraciones, durante los siglos posteriores, la ilustración calcográfica fue imperando pese a que aún en el siglo XVI, todavía presentase dificultades a los impresores debido a la necesidad de realizar segundas tiradas por la falta de homogeneidad de los sistemas de impresión.
En el siglo XVII, superados estos inconvenientes, el grabado a buril será el protagonista en el escenario del libro relegando al ostracismo a la Xilografía en este ámbito.
Los artistas descubren la Xilografía
Durante los siglos XV y XVI la práctica xilográfica era llevada a cabo por grabadores, cuyo objetivo era netamente industrial, esto es, producir imágenes populares a un coste económico y rentable.
Más adelante, los pintores comenzaron a utilizar la xilografía en el arte. Destacan en este punto los icónicos trabajos y grabados de Durero, probablemente uno de los máximos exponentes de la xilografía artística.
El fin de la Xilografía Industrial
A partir del siglo XVI, la Xilografía evolucionará dejando de priorizar la función de reproducción y transmisión a la originalidad, y la innovación en la técnica de grabado.
En esta nueva etapa se dará mayor importancia a los detalles de las pequeñas obras y se implementarán novedades técnicas como la implementación de gradaciones tonales, o el uso de tramas (que hacen inútil la necesidad de iluminación posterior).
Pese a las enormes desventajas respecto a la calcografía, no hay que obviar que la xilografía industrial tenía en este momento una ventaja fundamental: los grabados en madera eran más compactos, resistiendo mucho mejor las pruebas de impresión en comparación a las planchas metal o cobre. Es cierto que era un sistema arcaico para la impresión de libros, pero esta característica permitió a la xilografía tener cabida aún en mercados como el de la impresión de mapas.
Sin embargo esto duró poco. La calcografía era un sistema mucho mejor para transmitir información geográfica y gráficos con mucho detalle.
A partir del siglo XVII la calcografía con resultados más complejos, ventajosos y económicos, desbanca definitivamente a la Xilografía industrial.
La Xilografía en el ámbito popular
Durante el siglo XVIII, la Xilografía perduró en el ámbito popular, donde el grabado calcográfico era más caro (sólo era rentable a niveles industriales), siendo un sistema muy caro para tiradas más cortas, justo lo contrario que la Xilografía.
La Xilografía en el siglo XIX y XX
El uso de la xilografía a nivel artístico no era exclusivo de occidente. Basta ver el periodo histórico Edo de Japón, con importantes grabados y estampas xilográficas.
En Europa (ya en clara decadencia), a principios del siglo XIX las revoluciones políticas e industriales provocaron que la xilografía volviera a escena para la reproducción de ilustraciones e imágenes durante unas décadas. Más adelante, los artistas volverán a recurrir a la Xilografía a nivel artístico con la llegada del grabado a testa.
La xilografía, en la actualidad
Tras el siglo XIX, la Xilografía a nivel industrial ha dejado paso a otros sistemas de impresión más rentables y de mayor calidad. No obstante, se sigue utilizando en el arte.
Al igual que ocurrió durante los siglos XV y XVI, a finales del siglo XIX, figuras como Gauguin o Munch toman la xilografía como una técnica más de creación y expresión.
El siglo XX, el siglo de oro de la Xilografía artística
Durante la primera mitad del siglo XX, la xilografía a nivel artístico es usada como técnica por muchos artistas, estando presente en muchas de las corrientes artísticas más importantes del siglo, y siendo utilizada por los grandes artistas de las vanguardias como Picasso, Gabo, Miró o Hans Arp entre muchos otros.
También recupera su rol como medio de expresión para algunos artistas a través de los libros ilustrados con grabados originales.
Por otro lado, cabe destacar que la impresión xilográfica volvió a coger importancia en el ámbito popular para difundir las corrientes artísticas del momento, reproduciendo catálogos, invitaciones, e incluso libros.
En la actualidad, pese a la evolución de los sistemas de impresión de las artes gráficas, la Xilografía continua teniendo utilidad como medio artístico destacable, utilizado por artistas y xilógrafos importantes.
Algunas fuentes consultadas:
- El origen de la imprenta: La xilografía. La imprenta de Gutenberg – María Jesús Velduque Ballarín.
- Las xilografías ‘ukiyo-e’, un medio de comunicación durante el período Edo – Brigitte Koyama-Richard.
- Meditaciones de Juan de Torquemada – H. Ulrich con xilografías a color | Biblioteca Nacional de España
- Diamond Sutra | Biblioteca Nacional de Reino Unido
- Evolución de las herramientas del grabado en hueco y relieve y los valores expresivos del trazo y la obra en su conjunto (Madrid, 2015)| Tesis Doctoral de Mercedes García Betegón.
- Procesos de creación en técnicas mixtas a través de la xilografía – Dª. Concepción García Sánchez.
- Introduction to Ex Libris – José Vicente de Bragança.
- La figura del xilógrafo en las revistas ilustradas del siglo XIX – María Dolores Bastida de la Calle
Rocío Jordano Benjumea es licenciada en Bellas Artes. Ejerce como diseñadora y formadora. Apasionada del género del retrato y las técnicas de grabado, en especial, la Xilografía.
Luis Rafael Jofré
Notable paper, queridos amigos. Un gran abrazo desde Santiago de Chile.
Muchas gracias por este magnífico envío, Luis Rafael Jofré.
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