Qué vas a ver aquí
En más ocasiones de las deseadas, el arte final llega se recepciona sin que se hayan preparado las tipografías para imprenta.
Esto no es exclusivo del apartado tipográfico, sino en general de otros muchos aspectos de maquetación, pruebas y diseño, donde más veces de las deseadas los profesionales de impresión se encuentran con artes finales que llegan MAL, mejor dicho, llegan como un bosquejo en lugar de como un arte final.
Que después nadie se haya enterado de los fallos de serie del arte final porque el impresor arregla el fallo es otro cantar. Sobre esa gran espada de Damocles de la profesión correspondiente a las correcciones gratuitas de archivos que llegan mal, hablaremos otro día…
El caso es que uno de los aspectos que más le facilitaría la vida al impresor, y haría que el arte final fuese realmente final (y no intermedio) es el de preparar las tipografías para imprenta. Y es algo bastante sencillo.
Pasos previos para preparar tipografías para imprenta
Como comentábamos en el artículo «consideraciones al diseñar para impresión tradicional«, tener en cuenta el proceso gráfico completo en las conceptualizaciones de diseño, ayuda enormemente a resolver muchos de los problemas que se dan en fases posteriores.
Como parte del diseño, la tipografía es una de las áreas donde conocer tanto el proceso final como los aplicativos siguientes, resuelve muchos problemas posteriores de entregabilidad, de arte final deficiente e incluso legales.
Todos tenemos claro que no es lo mismo una tipografía que vaya sólo a soporte papelero (habrá que ver las propiedades del papel en combinación con la tinta), que a gran rótulo, plástico (de nuevo muy importantes analizar las características de los plásticos), o multisoporte (con soportes físicos y pantallas).
1. Elección de la tipografía
La propia elección de la fuente tipográfica es en sí misma una fase para preparar tipografías para imprenta, ya que tiene implicaciones claras en la ejecución del arte final.
Al conceptualizar el producto gráfico, y al maquetarlo, se debe definir por lo menos qué clase de familia tipográfica y de estilo, se está buscando y tener tres o cuatro opciones posibles a elegir en función de la posterior búsqueda para obtener la tipografía y su cumplimiento de criterios técnicos y legales.
2. Obtención de la tipografía: comprobaciones técnicas
Esto que parece relativamente sencillo no lo es tanto. Lo más importante a la hora de elegir una tipografía es si tiene la calidad técnica suficiente. De no hacerlo, te puedes encontrar con problemas muy difíciles de resolver en imprenta.
Encontrar tipografías de dudosa calidad es algo que pasa con mayor frecuencia en sitios de tipografías gratuitas de poca confianza. Suelen ser aquellos llenos de publicidad con apariencia similar a las webs de enlaces para ver películas y series piratas.
En ese sentido, éstas son algunas pistas y comprobaciones que te pueden indicar que la tipografía que has encontrado no es válida:
- Que la tipografía carezca de ciertos caracteres especiales (acentos, puntuaciones, @, etc.) o números.
- Que la tipografía no tenga bien los interlineados, kernings o trackings.
- Que las fuentes tipográficas no se puedan incrustar correctamente en un EPS o PDF.
- Que la tipografía no pueda convertirse en trazado.
- Que pudiendo convertirse en trazado, la fuente tipográfica tenga muchos nodos (denota falta de calidad).
- Que la fuente se trastoque al rasterizar el EPS (se puede hacer abriendo Photoshop el EPS y aplicando «Rasterize»).
Como norma general, las tipografías que provienen de sitios oficiales como Myfonts (de Monotype) en el caso de pago, o las Google Fonts como tipografías gratuitas, son garantía de calidad. Aquellas que vengan de sitios plagados de banners, normalmente deben ponerse en cuarentena preventiva. No hacerlo, puede suponer un error que lastre el resto del trabajo, incluso antes de llegar a imprenta.
3. Obtención de la tipografía: comprobaciones legales
Si antes decíamos que las webs de descargas de tipografías podían contener fuentes de dudosa calidad que exigían comprobaciones técnicas, lo mismo sucede con aspectos legales a la hora de preparar tipografías para imprenta.
Uno de ellos es el de las licencias que incluye cada fuente tipográfica. Por ejemplo, sitios como Dafont cuentan con una amplia variedad de fuentes descargables que pueden servir para encontrar la tipografía idónea, sin embargo no son nada transparentes en lo respectivo a su licencia de uso y distribución.
Por otro lado, cabe destacar que una tipografía es un software. Esto implica que al comprar una fuente tipográfica o descargar una tipografía gratuita, en realidad lo que se obtiene es una licencia de uso sobre ese software, cuyos usos vendrán fijados por el dueño de la licencia. Esto tiene implicaciones enormes, ya que habrá que adquirir la licencia en función del uso que se (algo que puede ir mucho más allá de un arte final para imprenta) y entender sus limitaciones.
Preparación de las fuentes tipográficas para imprenta
Una vez se tiene la tipografía adquirida y el arte final terminado (incluyendo algunas pruebas de preimpresión), queda preparar el archivo para entregar a imprenta. Para ello, hay varias posibilidades:
1. Trazar las tipografías en el arte final
Además de servir de comprobación para validar que técnicamente una fuente descargada tiene calidad, es la forma en la que se recomienda mandar a imprenta el arte final.
Es la opción más segura, ya que al vectorizar la fuente, el texto del entregable no podrá ser modificado ni sustituido por otra fuente. El problema es que debido a ello, se pierde la posibilidad de que sea editable por parte del equipo de imprenta.
2. Incrustar la fuente tipográfica
Convendrás conmigo en que la opción anterior es muy útil cuando enviamos archivos de pocas páginas, y sobre todo, con poco texto. Pero, ¿qué ocurre cuando el archivo a imprimir es por ejemplo una revista o un libro? En este caso nos enfrentamos a productos gráficos con dos problemas:
- Son archivos a imprimir con alto riesgo de contener errores ortotipográficos.
- Contornear las tipografías supondrá un aumento de peso considerable al trazar cada carácter de texto.
¿No sería mejor tener el editable? Hay otra posibilidad: incrustar las fuentes dentro del archivo. Para ello, cada programa tiene su propia forma de incrustar fuentes.
Por ejemplo Indesign, Microsoft Word o Powerpoint tienen sus propios flujos. Lo mismo sucede con Adobe Acrobat, o aplicaciones similares de edición de PDF (Por ejemplo EaseUS PDF Editor)
Al incrustar las fuentes obtienes dos ventajas:
- Te evitas que el que las reciba tenga que instalarse y cargar las fuentes.
- Te servirá para cualquier sistema en destino. Una vez incrustada, el archivo se podrá imprimir sin problemas de tipografía en cualquier dispositivo, sea Linux, PC o Mac.
Sin embargo, este sistema no siempre funciona, ya que hay fuentes que están protegidas contra incrustación y no te permitirán incrustarlas en el documento. Si te ocurre esto, tendrás que pasar al siguiente punto.
3. Adjuntar las tipografías originales
La opción más sencilla es adjuntar las tipografías originales, mandárselas al impresor y que éste se las instale. Pese a que en la práctica es lo que se suele hacer la mayoría de las veces, la realidad es que habría que ir con pies de plomo en este punto.
Cabe destacar que si vas a mandar tipografías, comprimas la familia tipográfica completa y todas sus fuentes, estilos y licencia, y lo mandes así. En caso contrario puede que el archivo no sea legible según qué tipo de fuente adjuntes, y que ordenador la reciba.
¿Se pueden enviar fuentes a una imprenta?
Teniendo claro el tema de las licencias de uso de las tipografías, se plantea una duda muy seria al preparar tipografías para imprenta. ¿Se le puede mandar a la imprenta la tipografía original para que puedan editar ellos (en caso de ser necesario) el arte final de cara a su correcta impresión?
La respuesta corta es no. Enviar las fuentes y sus correspondientes licencias a un tercero suele ser ilegal. No obstante, lo ideal es leer la propia licencia de la tipografía en cuestión.
Lo que habría que hacer en este caso es que la imprenta adquiera también la fuente y su licencia. Esta es una de las ventajas de las tipografías gratuitas con calidad técnica y licencias accesibles como las Google Fonts.
4. Rasterizar los textos
Rasterizar siempre es la última opción. Perdemos por completo la editabilidad de la fuente, así como la posibilidad de escalar que da la vectorización. Pero si no queda otra opción, lo más recomendable es rasterizarlo a la mayor dimensión y resolución posible independientemente del formato de salida.
Experto en la creación, gestión, estrategia y difusión de contenidos. Bloguero y apasionado desde hace muchos años a las artes gráficas.
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