El éxito de un editor radica en el acierto en la elección de los libros que edita, unido a una buena presentación, una correcta distribución y una promoción adecuada. No en vano, se suelen llevar el 30% de los beneficios del libro impreso asumiendo diversos costes como:
- Correcciones y traducciones
- Diseño y maquetación de libro, cubiertas
- Impresión del libro impreso
- Marketing y comunicación de la obra
En ese sentido un editor es, un inversores de autores y títulos a todos los efectos, y lo que menos quiere hacer un inversor es perder el dinero que invierte.
Todos esos costes, además de la feroz competencia en un sector ya maduro, hacen que esa labor de ‘scouter’ sea core. Para lograr desarrollar esa función de la mejor manera, el editor tiene que tener muy claro qué tipo de libros desea hacer (alineados con su estrategia de marca, oportunidad de mercado y calidad) y testar si existe hueco para ellos (conocer muy bien el tipo de lector y la masa crítica).
Preguntas básicas que debe hacerse un editor
Aunque ya hay quiénes afirman que este trabajo puede ser realizado por un algoritmo. No nos es ajeno que los grandes agentes del sector se han rodeado durante estos años de expertos del dato buscando aprender cada vez más del lector y su comportamiento, llegando en algunos casos, -lectura digital-, a saber el punto de «abandono» de una novela.
La realidad es que sea un humano, o un algoritmo, existen preguntas básicas a las que hay que responder antes de decidirse a editar:
- ¿A quién se dirige el libro? ¿A quién puede interesarle? ¿Quién me lo comprará? ¿Quién lo distribuirá? – Tipos de target y lectores potenciales.
- ¿Existen otros libros similares? ¿Aporto algo nuevo con la publicación de mi libro? – Mercado.
- ¿Estoy convencido de su calidad? ¿Tengo marca personal como escritor/a? – Producto.
- ¿Quién puede editarme el libro? ¿Yo o un tercero? ¿Podría incorporarse a una de las colecciones previstas en una programación editorial? ¿Cuánto cuesta producir un libro? – Proveedores y distribuidores.
Entrando en el mercado editorial: ¿qué obras editar?
Para un editor nuevo o una pequeña editorial, lo más fácil, —y con mayores probabilidades de éxito—, es editar obras de nicho, de las que, probablemente, exista demanda en los huecos de mercado. Otra opción es entrar no como editor, sino como consultor editorial en el modelo de la autoedición y acompañando al cliente, -autor-, durante todo el proceso de producción y venta.
En cualquier caso, en la búsqueda de nichos, si se es capaz de encontrar un tema específico, no suficientemente atendido por el resto de las editoriales, se podrá vender libros a ese público objetivo interesado en la materia. No se trata de grandes ventas sino del porcentaje de tirada que se vende. En ese sentido, las pequeñas editoriales funcionan como boutiques especializados en nichos. Así por ejemplo, La editora La Factoria de Ideas empezó su andadura con libros de narrativa de ciencia ficción, fantasía y novela negra. Hoy ha ampliado sus categorías.
Se sabe que no existe un modelo único de especialización editorial, y que, al igual que algunas se dedican por completo a la literatura, otras lo hacen a la ciencia, combinando casi todas ellas la ficción con la no-ficción.
Esta entrada al mercado a través de nichos especializados es la que han usado muchas de las editoriales exitosas que hoy se conocen por tres principales motivos:
- Se reducen los riesgos.
- Se distribuyen con mayor facilidad.
- Se aseguran unas ventas más probables.
Querer entrar en el mercado editando narrativa pura, por ejemplo, resultará mucho más difícil, dada la saturación de oferta, pues recordemos que gracias a las redes sociales y a Amazon y otras plataformas, cualquiera puede editar su libro y comunicarlo, y por tanto ser competencia directa del editor. Las distribuidoras ya sufrieron el «efecto Amazon».
Apostar con prudencia por primeras obras de autores que prometen, puede proporcionar grandes alegrías en el futuro. Un buen ejemplo de todo este proceso lo tenemos en la novela de Javier Cercas, Soldados de Salamina y los editores de Tusquets, que en el año 2000 y a pesar de que las estimaciones de comercialización de esa obra otorgaban una previsión de 5.000 ejemplares vendidos (cálculo de las personas mayores de 70 años como lector potencial), se atrevieron a ponerla en el mercado.
La paradoja es que la obra Soldados de Salamina ha acabado con más de 2 millones de ejemplares vendidos porque los nietos de todas esas personas eran también un target potencial no identificado. ¿Permitiría un algoritmo esa decisión valiente y «suicida» del editor?
¿Cómo encontrar esos nichos no suficientemente cubiertos?
La respuesta estándar sería el encargar un estudio de mercado que determinara esos huecos en librerías, distribuidoras y otras plataformas. Pero los nuevos editores no tienen recursos suficientes para contratar los servicios de una compañía de estudios. Deben ser ellos mismos los que encuentren esas demandas no cubiertas, o se apoyen en consultores editoriales que puedan ayudarles en estos primeros pasos.
- La propia experiencia profesional del editor novel, y la de los lectores, puede ayudar a saber qué tendencias y demandas aún no están suficientemente cubiertas. Recurrir a expertos en la materia es otra posible solución. Pronto surgirán candidatos para ser editados, pero hay que tener mucho cuidado, de todos los que quieren publicar, tan sólo una ínfima parte de ellos tiene algo bueno que ofrecer.
- Editar sólo aquello en lo que se tenga plena confianza: no hay que creer las ventas que los escritores afirman haber tenido de sus anteriores libros: Si se hace, habrá problemas tanto en el posible anticipo como en el dimensionamiento de la tirada. Los escritores (como cualquier vendedor) suele exagerar de forma casi impulsiva sus resultados. Una práctica estándar que se suele hacer al empezar la actividad es dividir entre dos las ventas que preve tener un escritor. Con el paso de los años y la experiencia, el denominador crece, y, en los últimos tiempos, se divide entre diez.
En cualquier caso, tanto un editor novel como una gran editorial tienen que marcarse un proyecto editorial. Sobre ello hablaremos en una próxima entrada.
Experto en la creación, gestión, estrategia y difusión de contenidos. Bloguero y apasionado desde hace muchos años a las artes gráficas.
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