¿Se puede vivir sin logotipo? Esta es una pregunta que una marca que se haya leído el libro escrito hace 20 años por Naomi Klein, No Logo, debería hacerse.
La autora de esta obra se inspiró en una tendencia que se observaba mucho a finales del siglo XX y que continua durante esta década; la trazabilidad real de las acciones de las grandes marcas.
Por ejemplo, aquellas marcas que venden valores good for society y en las que, -tras analizar toda su cadena de valor-, se observan incongruencias grandes entre lo que dicen defender, y lo que realmente hacen: uno puede ser un abanderado de la lucha contra la contaminación medioambiental y sin embargo, no tener reparos en basar tu modelo de negocio en baterías de ión-litio que contaminan incluso más que el propio diésel.
De esto sabemos mucho en artes gráficas, donde hemos tenido que ver cómo se ha atacado continuamente a la industria papelera, -ironía que con el auge del ecommerce, ya no se haga tanto hincapié en el gasto de papel-, cuando los datos demuestran que en realidad, es un sector congruente con la parte del reciclaje, del que otros hacen gala mientras que sus actos dicen otra cosa.
La conclusión del ensayo es que a medida que se conozcan los detalles con los que las grandes marcas obtienen sus beneficios y se vean las incongruencias entre los valores que una marca vende, con su comportamiento real frente a los stakeholders, se irá generando en la sociedad un rechazo frontal a las marcas y logos más conocidas.
No logo: El poder de las marcas Versión Kindle
¿Es posible ser una marca sin logo?
Supongamos que este movimiento de rechazo a las marcas fuese real (que no lo es, ya que en la sociedad occidental somos marquistas), ¿tendría sentido buscar «eliminar tu logo»? Parece evidente que si, ahora bien, ¿es una buena idea? Y sobre todo, ¿Es algo que pueda hacerse?
Como hemos comentado anteriormente, las empresas no solo quieren identificarse con una identidad visual, sino con una forma de vida, unas sensaciones y con diferentes emociones, la pregunta es, ¿puedes tener identidad sin logotipo? Uno de los ejemplos que más representativos en los últimos tiempos es el de Muji, una empresa que ha hecho del movimiento No-Logo su bandera diferenciadora.
La realidad es que lo que ha logrado la marca Muji lejos de ser una acción marketiniana, supone un caso de éxito sin precedentes: ser capaz de posicionarte y vender sin logotipo. Y lo han logrado con una congruencia que viene explicitada desde el mismo naming de la marca (Muji proviende de la palabra Mujirushi Ryohin que significa «productos de calidad sin logo»).
Ahora bien, el caso de Muji era más sencillo: una marca que antes del movimiento se limitaba a Japón, un mercado y un target limitado y que no era hasta ese momento, una marca muy internacional. La pregunta es, ¿podría hacerlo una marca top-100 mundial?
Si, realmente Coca-cola ha vendido su idea de la felicidad logrando que no necesitemos ver el logotipo de Coca-Cola para identificar que la comunicación y branding asociada a felicidad es suya… ahora bien, ¿esto de no usar tu logotipo se convertirá en una tendencia?
Llegar al No Logo, la meta del branding
Que una empresa sea capaz de llegar al No Logo para ser reconocible debería ser la meta de todo diseñador, de todo el departamento de branding y en general, de toda la empresa. Esto es lo que una marca top a nivel mundial, -y trabajándolo durante décadas-, puede lograr… o lo que una empresa nacida desde sus principios fundacionales sin logo ha conseguido. Pero en el día a día, Coca-Cola o Muji son excepciones.
La realidad es que aunque el logotipo no lo es todo, si supone una parte importante en la creación de una marca, ya que como decía Irene, es la representación gráfica de lo que es o, al menos, intenta ser una marca.
La mayoría de las personas quieren identificarse con los valores de una marca: locura, diversión, éxito, belleza… el caso es que si nos desprendiésemos por completo del logotipo de las marcas en un sector concreto, la mayoría de marcas del sector se disiparían. Por ejemplo, después de navidades y todos los anuncios de perfumes, la sensación es que su branding suele transmitir lo mismo, y sólo es posible identificar el quién es quién cuando aparece el naming y el logotipo de la marca.
A medida que las marcas evolucionen su forma de comunicar valores y sean conscientes de la trazabilidad de sus acciones, -y por ende su congruencia para con los valores ofertados-, más podremos llegar a ver tendencias No Logo.
En resumen, hemos visto cómo se ha abusado del logotipo y de cambios en éste como si fuesen la panacea a las ventas durante mucho tiempo, y la realidad es que no necesariamente vamos a vender más con un logo más complejo. Una marca no es sólo su logotipo, sino toda su identidad visual, -y sobre todo-, las sensaciones y valores que transmite.
Para acabar y como ejercicio práctico, ¿crees que podrías identificar grandes marcas sin su logotipo? Haz el juego que propone Business Insider.
Experto en la creación, gestión, estrategia y difusión de contenidos. Bloguero y apasionado desde hace muchos años a las artes gráficas.
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